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lunes, 24 de diciembre de 2007

Feliz, feliz




Se levantó tarde, pero estaba a tiempo para seguir con el plan. Después de ducharse y meter algo de ropa en el bolso se dirigió a la cocina.
Su familia ya estaba levantada y corría de un lado a otro ultimando los preparativos de lo que sería noche buena. Con padres, sus tres hermanos, novias, algún familiar y demás, esa noche se juntarían unas veinte personas. Pensó lo mucho que le molestaba que su casa fuera grande porque este tipo de eventos siempre terminaban haciéndose ahí. Por suerte ya les había adelantado que en esta ocasión no iba a pasarla con ellos, si no con una amiga. Cuando le preguntaron en casa de qué amiga dio un nombre al azar, sabiendo que ninguno prestaba atención.
Mientras se hacía un sándwich con el pollo que había quedado del día anterior, su madre rellenaba un pavo, su padre volvía del súper con las compras de última hora y sus hermanos se peleaban por la música que querían escuchar, uno subiendo el volumen del equipo, otro el de la tele, y el otro gritando que bajen, que ahí no hay quien pueda vivir, su madre suspirando resignada.
Volvió al cuarto, metió el sándwich y una botella de agua en el bolso y al salir le dio un beso a su madre, “nos vemos mañana”, a lo que su madre respondió “feliz navidad”. “Sí, feliz”, le dijo.
Ya en Retiro se fijó en la pantalla de información cual era el próximo autobús en salir. Se alegró de que la estación estuviera tan vacía, ¿quién iba a viajar un 24 de diciembre? También se alegró al ver que en 15 minutos salía un bus hacia Salta. Así que ese iba a ser su destino. Compró el pasaje, se sentó en el banco de la plataforma de salida, y mirando el autobús que la llevaría lejos de ahí, sonrió.