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jueves, 31 de julio de 2008

lesson learned

Dijo Cesare Pavese: "...Pero la grande, la tremenda verdad es ésta: sufrir no sirve para nada. (...) Digan lo que digan los heroicos. Sufrir es una bobada"
Y luego decidió suicidarse.




Nosotros en cambio salimos de fiesta. Pronto más fotos.

Ver escuchando:

lunes, 28 de julio de 2008

"¿y cómo nos encontramos hoy?"- Oscar, mi psicólogo

Y mi respuesta..




Haven't seen the sun in weeks
My skin is getting pale
Haven't got a mind left to speak
And I'm skinny as a rail

Lightbulbs are getting dim
My interests are starting to wane
I'm told it's everything a man could want
And I shouldn't complain

Conversations getting dull
There's a constant buzzing in my ears
Sense of humor's void and numb
And I'm bored to tears...

Consoler of the lonely - The Raconteurs

martes, 22 de julio de 2008

Keep on rolling

Noticias

Festivales/Brasil
“Estrellas” y “Jogo de cena”, ganadores del 3º Festival de Cinema Latino Americano de São Paulo

El documental argentino “Estrellas” y el film brasileño “Jogo de cena” obtuvieron, respectivamente, el premio de la crítica y el del público del 3º Festival de Cinema Latino Americano de São Paulo, que finalizó el pasado 13 de julio.

Codirigido por Federico León y Marcos Martinez, “Estrellas” es un documental que ha conseguido varios premios internacionales, entre ellos el premio especial del jurado de Bafici 2007.

Por su parte, “Jogo de cena” es el décimo trabajo de Eduardo Coutinho, un experimentado documentalista que en esta cinta ha combinado este género con la ficción narrando las historias reales de 23 mujeres que son encarnadas por actrices.

En esta nueva edición, el festival exhibió 121 películas de 16 países. Según la organización, más de 16 mil espectadores pasaron por las tres salas del Memorial da América Latina durante los siete días que duró el festival.

martes, 8 de julio de 2008

Encuentro




Llegaba tarde a la cita y mis calcetines se me escurrían bajo la bota. Cada diez pasos tenía que pararme, sacarme la bota y arreglarlos porque así era imposible caminar y cuando llego a la parada del bus veo como mi número se está yendo en ese momento. Por supuesto, el siguiente pasó 20 minutos después y yo me preguntaba por qué me pasa lo mismo con los calcetines cuando tengo prisa.
Llegué tarde, pero F. ya estaba avisada, así que le pedí disculpas por la paciencia y quedó ahí la cosa. Pedimos algo de comer y hablamos de nuestras vidas hasta ponernos al día. Le pregunté por qué había sido que habíamos elegido un lugar en el centro para almorzar si era tan incómodo llegar hasta ahí y siempre está lleno de gente. “Porque hay muchos chicos lindos”, dice F. “Lástima las corbatas”, le retruco y me da la razón. Al lado nuestro había una pareja de chicos estudiosos que están en último año de facultad. Por la pinta debían estudiar algo relacionado con computación o ingeniería. Después me di cuenta que las apariencias engañan (o yo soy muy prejuiciosa), cuando los escuché hablar de lo complicada que era de ver “21 gramos”. “Bueh, tanto como complicada…”, pensé. F. me dijo que ella había pensado en estudiar ingeniería en no sé qué antes de decantarse por la horticultura. “Menudo cambio”, le digo, aunque ahí recuerdo que en mi niñez había pensado seriamente en hacerme misionera. Debe ser que quería ayudar a la gente, porque lo de dios nunca fue lo mío. Pienso que sería una terrible misionera, si ni siquiera puedo ayudarme a mí misma, pero no lo digo en voz alta. Eso iniciaría otra charla psicoanalítica que no tenía ganas de afrontar.
Terminamos de almorzar y nos despedimos, no sin antes prometer vernos pronto y no dejar que pase tanto tiempo.
A la salida me pregunto por qué siempre me confundo “tirar” con “empujar”. Debe ser que en realidad no me importa y tan sólo me dejo llevar por los acontecimientos.